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domingo, 11 de marzo de 2012

La Responsabilidad:


No es algo sencillo, pero si es factible de ser percibida
en la vida cotidiana, especialmente en su aspecto negativo. Puede definirse como
una obligación, moral o legal del cumplimiento de deberes. En otras palabras es
un signo de madurez, ya que el cumplimiento de una obligación implica esfuerzos
por realizarlos y el no lograrlo genera consecuencias. 

De esta afirmación podríamos testificar que, otro concepto
fundamental tiene una implicancia directa con la responsabilidad. Ella es la
confianza, debido a que somos leales y tenemos fe en aquellas personas que
cumplen con lo que han prometido.




 Gracias a la responsabilidad, podemos convivir
tranquilamente en una sociedad, desde todos sus ámbitos: familiar, amistoso,
profesional o personal. Por todo esto decimos que ella es un valor.  

Y además debe ser algo estable. ¿Por qué? Por que, el
origen de su opuesto (la irresponsabilidad) se da justamente en la falta de
prioridades correctamente ordenadas. Ocasionalmente podemos tolerar la
irresponsabilidad de alguien, pero cuando esta comienza a ser más continua,
comenzamos a perder confianza en la persona a la cual le asignamos los deberes.
El tema aquí es que posteriormente las consecuencias de ellas son muy altas.

 Pero nos preguntaremos hasta aquí, ¿qué es ser
responsables? Actuar con responsabilidad implica asumir las consecuencias de
nuestras acciones y decisiones, tanto buenas como malas. Además es tratar de que
todos nuestros actos sean realizados de acuerdo a una noción de justicia y de
cumplimiento del deber en todos sus sentidos, sin necesidad de que nos den una
orden.

 Sabemos que es difícil de alcanzar, pero la
responsabilidad vale la pena. Es un valor porque de ella depende la estabilidad
de nuestras relaciones. Y como todos los valores, es un cimiento para fortalecer
nuestra convivencia social y personal.

 Siempre podemos hacer algo para mejorar nuestra
responsabilidad; como por ejemplo, reflexionar sobre todo lo que hacemos y nos
comprometemos, ya que debemos saber que las consecuencias reales de ello
influyen directamente sobre nosotros. Además debemos alcanzar de manera estable
y habitual que nuestras acciones concuerden con las promesas y obligaciones
realizadas.  

Y algo fundamental a tener en cuenta, es ayudar o en otras
palabras educar a las personas que nos rodean, a que adquieran también este
valor de la responsabilidad para que todo funcione mucho mejor. Pero, ojo!! No
tomemos el camino mas sencillo, el de dejar pasar las cosas, porque eso sería
justamente caer en la irresponsabilidad de no cumplir con nuestro deber. Debemos
hacer de la responsabilidad un correcto aprendizaje.

 El desarrollo de la capacidad de responder por los propios
actos (incluyendo aquellos que han sido involuntarios o accidentales), está
vinculado al logro de la autonomía personal que adquirimos desde niños, y a la
comprensión cabal de que existe una relación entre causas y efectos. Esto se
debe a que la maduración afectiva e intelectual desde esa etapa de desarrollo,
es en donde uno comienza a abandonar las conductas impulsivas propias de la
infancia y adquirir la posibilidad de reflexionar antes de actuar. 

Asegurarnos de que todos podamos convivir armónicamente, es
nuestro deber, solamente nos obligamos  a realizar todo lo que este a nuestro
alcance para lograrlo. Ello es así, ya que vivir la responsabilidad no es algo
cómodo, pero tampoco lo es el corregir a un irresponsable.  

Sabemos que es difícil, pero es algo que vale la pena
intentarlo. ¿Te pusiste a pensar? Te preguntaras que, pero es simple. Si todos
colaboraríamos con un pequeño granito de arena en vivir y edificar la
responsabilidad, nuestra sociedad, nuestros países y nuestro mundo, serían
totalmente diferentes al que hoy poseemos.

 Las pequeñas responsabilidades diarias, nos preparan de a
poco para ir asumiendo responsabilidades mayores. Si actuamos responsablemente,
logramos algo muy importante, que nos hace crecer: la confianza en nosotros
mismos, y la confianza de los demás. Actuar de esta forma, además permite elegir
con libertad, y actuar cada vez con mayor independencia y seguridad en nuestras
propias decisiones.

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